¿Has sentido alguna vez
que para ti no hay tierra
donde poner los pies?
¿No has encontrado aún
los muebles que encajen
perfectamente en tu cabeza?
¿Oíste esa voz
lejana e insensible
exigiéndote no se qué decisión?
Yo tengo un duende en el pecho
que canta cada vez que esa voz habla
para que yo siga bailando con él
mientras los demás me quieren matar,
matar de aburrimiento.
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