Hoy he ido a la piscina del gimnasio.
Había una señora en el jacuzzi
con las gafas de bucear puestas
y los chorros apagados.
Los he encendido y he ido a entrar.
Ella me ha mirado con cara de burda.
Quizás le ha molestado
que encienda los chorros.
Yo he cerrado los ojos
y me he olvidado de ella.
Nos hemos quedado solas
las burbujas y yo
chocándo contra mi piel.
Debería ser pecado no disfrutar de los placeres de la vida,
debería ser una ofensa a dios despreciarlos.
Todos los monjes deberían ir al infierno.
Ya he empezado a ahorrar para cuando llegue el momento
de quitarme las arrugas.
A veces pienso que no será para tanto,
que será bonito envejecer contigo.
Pero si aún así
se me pone cara de burda,
perdóname por dejarte solo o vente comigo,
pero me tomaré una botella de whisky
con una caja de antidepresivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario