No necesitas más cosas.
No.
Pero quieres más.
Lo deseas.
Pues cómprate lo que te salga de las narices.
Cómprate ropa, zapatos, teléfonos móviles, whisky, un coche,
un loro y un titi mono…
Cómprate una tostadora nueva y tira la vieja a tomar por
culo si eso te hace feliz.
Cada uno tiene sus vicios.
Todos tenemos que pasarnos la vida trabajando como esclavos.
El dinero que ganas honradamente gástatelo en lo que te dé la gana. Y deja de
seguir a estúpidos moralistas que te digan como tienes que vivir TU vida.
Ser espiritual o ser profundo no significa despreciar las
cosas materiales.
El espíritu es materia y la materia es espíritu.
Nosotros somos como niños caprichosos que esconden sus juguetes
para que no se los quiten sus hermanos.
Acéptate así, tal y como eres.
Tú, que te crees más bueno, más guapo y más listo por buscar
el sentido de la vida, la realización, aprender, crecer, encontrarte a ti mismo…
Bla bla bla
Bla bla bla
Aquí también hay avaricia.
Deseos de grandeza.
Falta de humildad.
No vivas con miedo de que la vida se escape.
No vivas con miedo de que el tiempo se acabe.
La vida puede ser demasiado larga y aburrida diciéndonos
constantemente: “No hagas esto. Esto
está mal”.
Y Bla bla bla
Bla bla bla
Tú, que dices que estás por encima de los deseos materiales
y te crees superior a nosotros: Págate un viaje a la selva amazónica para
encontrarte a ti mismo comiendo ayahuasca y déjanos vivir.
Yo me siento completa cuando disfruto de todo lo que me
ofrece la vida y dejo de comerme la cabeza.
Porque la vida no consiste en buscar la felicidad.
La vida es una mezcla de sensaciones.
Una tormenta eléctrica que nos sorprende en medio del desierto.
La vida es devorar cada momento, dulce o amargo.
Posee tu vida, exprime tu vida, agótala hasta que no quede
nada.
Y cómprate lo que te salga de lo más profundo del coño.
Y al que pretenda aconsejarte cómo tienes que vivir TU vida
escúchalo atentamente.
Para que puedas llevarle la contraria al máximo.
Nos sobra tiempo.
